Un complicado programa que comprende una iglesia, viviendas, oficinas y una planta de residencial colectiva para los jesuitas, recibe un tratamiento de fachada integrador en el que cada uso tiene su propio lenguaje, el zócalo de piedra en dos alturas que constituye la base del edificio, es la imagen exterior del ámbito religioso, el paño acristalado continuo manifiesta el uso de la plantas de oficinas mientras que la imagen exterior de las viviendas es una mezcla de los dos materiales anteriores, piedra y vidrio. Las viviendas se asoman al exterior a través de un conjunto de huecos de formato más domestico fundidos con paños de galería acristalada en una reinterpretación de las galerías coruñesas.